El 19 de diciembre de 1938 el tren nocturno que salió de Belo Horizonte, Brasil a las 19:00 hrs. del día 18, choco violentamente con un tren de carga a la altura de Sierra de Mantiqueira, a eso de las 2:30 hrs. Después de la locomotora venía el carro de correos donde murieron 4 funcionarios; lo dos carros siguientes eran de segunda clase y la mayoría de sus ocupantes murieron, todos ellos eran obreros que iban a trabajar en Barra Mansa; el siguiente carro era ocupado por los Scouts del Grupo Alfonso Arinos. Ellos harían una parada en Barra del Paraií y seguirían a Sao Paulo para participar en un evento scout de nivel nacional. De este carro murieron tres Scouts, dos de ellos inmediatamente: Gérson Issa Y Hélio Marcos de Oliveira Santos. Caio Viana Martins falleció en el Hospital de Barbacena, a donde fueron llevados la mayoría de los heridos. Luego, depués del choque de las dos locomotoras, los muchchos Scouts dieron al país un ejemplo de solidaridad que causó admiración y llegó a modificar la visión del Gobierno en relación a la juventud y al Escultismo. Heraldo Dias Ribeiro, uno de los sobrevivientes Scouts comentó que luego del accidente los Scouts comenzaron a suministrar los primeros auxilios a las víctimas. Ellos improvisaron camillas con sábanas y cobertores del vagón dormitorio que quedó intacto y ayudaron a transportar a las víctimas al Hospital de Barbacena. El tren transportaba también gasolina y los empleados de la Central de Brasil huyerón dejando a los Scouts y a algunos pasajeros atender solos a los heridos. Esta actitud de fué difundida por The New York Times. Esta se considera la mayor tragedia ferrioviaria de sudamericana en la historia.
A las 7:45 de la mañana del día 1º de febrero de 1945 , después de 3 horas de viaje, se presentó a la Estación de Cazadero, la Brigada de Auxilio que la Benemérita Cruz Roja Mexicana envió para ayudar en el salvamento de los supervivientes de la catástrofe ferrecarrilera registrada ahí, alrededor de la una de la mañana de ese día. la Brigada se componía de 6 ambulancias y 2 escuadrillas de la Sección Motorizada. Estaba al mando del Jefe de las Ambulacias de la Delegación en México, señor Manuel Machaen y del doctor Armando Quijano, jefe de la Sección Motorizada. El espectáculo que se ofreció a nuestros ojos, no es para describirlo; los cadáveres abundaban y los pedazos de brazos y piernas, vísceras y restos chamuscados regaban el campo en 100 metros a la redonda. Procedimos a levantar el campo y embarcar a los cadáveres en un tren que había de llevarlos a Querétaro, a donde se trasladó con la mitad del personal, el señor Machen a esperar tren. Poco después abandonamos nosotros el campo para ir también a Querétaro, llevando la impresión de una escena de desolación y de muerte, de un olor a carne quemada y llevando en la imaginación retratados los rostros deformados por la muerte de tantos seres víctimas de la falta de responsabilidad. En Querétaro hicimos el servicio de traslado de heridos desde el tren al Hospital, dándonos apenas tiempo de comer antes de hacer el traslado de muertos. Este servicio dió ocasión a que presenciáramos las escenas más desgarradoras y patéticas pues las personas que se agitaban ante los camiones que traían los cadáveres, reconocían ya a sus parientes o ya sus amigos. Citaré solamente el caso de una pobre mujer que a penas pudo reconocer a su madre, a su hermano y a su hijo, horriblemente deformados por el fuego y los golpes. Es de hacerse notar el alto espíritu de Caridad Cristiana de la Sociedad de Querétaro que colaboró y ayudó en todas las formas imaginables, pues facilitó desde camas extras para lso heridos, hasta alimentos para los mismos, sin mecionar que señoritas de la mejor sociedad de Querétaro se encontraban en el Hospital ayudando a la atención de los lesionados. Tras de volver a embarcar alrededor de 50 heridos en 10 ambulancias regresó la columna de la Cruz Roja a las 2 de la mañana del día 2 de febrero del presente año. Podemos decir, los que fuimos a este servicio, que duró 24 horas, que nunca habíamos presenciado un espectáculo tan dantesco como el que nos convivió en esta ocasión; y que cualquier relato que se haga de él, será pálido ante la realidad de los hechos que la pluma se resiste a describir en toda su magnitud. Fueron tantas las escenas de horror, que presenciamos que el cupo total de esta revista no sería suficiente para darles cabida. Solo DIOS en sus Altos Designios sabe el por qué de esta desgracia que conmueve al Páis; a El debemos encomendar las lamas de los que perecieron. --- Durante el salvamento que los elementos de la Benemérita Cruz Roja hicieron a la víctimas de la Estación de Cazadero en la reciente y lamentable catástrofe ferroviaria, nos dicen nuestros scouts que los elementos que se distinguieron de modo especial en esa humanitaria actividad, son entre otros los siguientes: Dr. Armando Quijano, Sr. Luis Lobo y Lobo, Dr. De la Llata, Ing. Rampirez Paulín, Sr. Uribe Montes de Oca y sus 2 hijos, así como tros miembros de la Brigada Motorizada de la simpática institución y que lamentamos no recordar. En esta vez como muchas otras, los Scouts de México colaboran estrechamente con la Cruz Roja Mexicana.
Saltillo, México 1945, Una verdadera desgracia ocurrió el día 10 de agosto del corriente, cuando el tren del Norte alcanzó al tren en que venían nuestro Sub-Comisario del Distrito de Saltillo, Encarnación Carrejo y el señor Roberto Imperial, procedentes de su ciudad. Al principio de ellos le amputaron el brazo izquierdo, y resultó además con otras fracturas, entre ellas la del hueso ilíaco. El compañero Imperialtuvo la pena de perder ambas piernas. Lo que verdaderamente nos llena de stisfacción en medio de la muy grande pena que nos produjo la noticia del accidente, es ver el grandísimo espíritu scout y de cristiana resignación de nuestros dos VALIENTES hermanos de ideal, quienes en todo momento han mostrado una sangre fría a toda prueba y una valentía de las verdaderamente notables. El Consejo Nacional en pleno y uniformados, estuvieron a visitar a los enfermos, deseándoles un pronto restablecimiento, así mismo en una sesión ordinaria al mes de septiembre, acordó otorgar a los scouts Kenneth Robinson y Fernando Garrido medallas Al Merito por sus servicio en el accidente. Y la medalla Cornwell (que quienes enfermos saben llevar su enfermedad) fue otorgada a los dos accidentados.
A las 7:45 de la mañana del día 1º de febrero de 1945 , después de 3 horas de viaje, se presentó a la Estación de Cazadero, la Brigada de Auxilio que la Benemérita Cruz Roja Mexicana envió para ayudar en el salvamento de los supervivientes de la catástrofe ferrecarrilera registrada ahí, alrededor de la una de la mañana de ese día. la Brigada se componía de 6 ambulancias y 2 escuadrillas de la Sección Motorizada. Estaba al mando del Jefe de las Ambulacias de la Delegación en México, señor Manuel Machaen y del doctor Armando Quijano, jefe de la Sección Motorizada. El espectáculo que se ofreció a nuestros ojos, no es para describirlo; los cadáveres abundaban y los pedazos de brazos y piernas, vísceras y restos chamuscados regaban el campo en 100 metros a la redonda. Procedimos a levantar el campo y embarcar a los cadáveres en un tren que había de llevarlos a Querétaro, a donde se trasladó con la mitad del personal, el señor Machen a esperar tren. Poco después abandonamos nosotros el campo para ir también a Querétaro, llevando la impresión de una escena de desolación y de muerte, de un olor a carne quemada y llevando en la imaginación retratados los rostros deformados por la muerte de tantos seres víctimas de la falta de responsabilidad. En Querétaro hicimos el servicio de traslado de heridos desde el tren al Hospital, dándonos apenas tiempo de comer antes de hacer el traslado de muertos. Este servicio dió ocasión a que presenciáramos las escenas más desgarradoras y patéticas pues las personas que se agitaban ante los camiones que traían los cadáveres, reconocían ya a sus parientes o ya sus amigos. Citaré solamente el caso de una pobre mujer que a penas pudo reconocer a su madre, a su hermano y a su hijo, horriblemente deformados por el fuego y los golpes. Es de hacerse notar el alto espíritu de Caridad Cristiana de la Sociedad de Querétaro que colaboró y ayudó en todas las formas imaginables, pues facilitó desde camas extras para lso heridos, hasta alimentos para los mismos, sin mecionar que señoritas de la mejor sociedad de Querétaro se encontraban en el Hospital ayudando a la atención de los lesionados. Tras de volver a embarcar alrededor de 50 heridos en 10 ambulancias regresó la columna de la Cruz Roja a las 2 de la mañana del día 2 de febrero del presente año. Podemos decir, los que fuimos a este servicio, que duró 24 horas, que nunca habíamos presenciado un espectáculo tan dantesco como el que nos convivió en esta ocasión; y que cualquier relato que se haga de él, será pálido ante la realidad de los hechos que la pluma se resiste a describir en toda su magnitud. Fueron tantas las escenas de horror, que presenciamos que el cupo total de esta revista no sería suficiente para darles cabida. Solo DIOS en sus Altos Designios sabe el por qué de esta desgracia que conmueve al Páis; a El debemos encomendar las lamas de los que perecieron. --- Durante el salvamento que los elementos de la Benemérita Cruz Roja hicieron a la víctimas de la Estación de Cazadero en la reciente y lamentable catástrofe ferroviaria, nos dicen nuestros scouts que los elementos que se distinguieron de modo especial en esa humanitaria actividad, son entre otros los siguientes: Dr. Armando Quijano, Sr. Luis Lobo y Lobo, Dr. De la Llata, Ing. Rampirez Paulín, Sr. Uribe Montes de Oca y sus 2 hijos, así como tros miembros de la Brigada Motorizada de la simpática institución y que lamentamos no recordar. En esta vez como muchas otras, los Scouts de México colaboran estrechamente con la Cruz Roja Mexicana.
Saltillo, México 1945, Una verdadera desgracia ocurrió el día 10 de agosto del corriente, cuando el tren del Norte alcanzó al tren en que venían nuestro Sub-Comisario del Distrito de Saltillo, Encarnación Carrejo y el señor Roberto Imperial, procedentes de su ciudad. Al principio de ellos le amputaron el brazo izquierdo, y resultó además con otras fracturas, entre ellas la del hueso ilíaco. El compañero Imperialtuvo la pena de perder ambas piernas. Lo que verdaderamente nos llena de stisfacción en medio de la muy grande pena que nos produjo la noticia del accidente, es ver el grandísimo espíritu scout y de cristiana resignación de nuestros dos VALIENTES hermanos de ideal, quienes en todo momento han mostrado una sangre fría a toda prueba y una valentía de las verdaderamente notables. El Consejo Nacional en pleno y uniformados, estuvieron a visitar a los enfermos, deseándoles un pronto restablecimiento, así mismo en una sesión ordinaria al mes de septiembre, acordó otorgar a los scouts Kenneth Robinson y Fernando Garrido medallas Al Merito por sus servicio en el accidente. Y la medalla Cornwell (que quienes enfermos saben llevar su enfermedad) fue otorgada a los dos accidentados.